Sentado con mi tristeza eterna,
yo no encuentro muchas alegrías
y recuerdo tu mano fraterna,
diciendo que me abandonarías
Ahora en esta soledad triste,
a Dios le he de implorar clemencia.
y yo a ti, que en mi vida estuviste,
te he de bendecir por tu existencia.
Se que no volverás a mis brazos,
se que no tendré más tu sonrisa,
tu desprecio serán latigazos,
esperando la muerte sin prisa.