Los perros la están llorando,
Porque era su defensora,
Y todas las noches aullando,
Recuerdan a la productora.
Silvia donde se paraba,
Su porte siempre imponía,
Y casi siempre lograba,
Apantallar con su osadía.
A Toluca vino siempre,
No solo con su teatro,
Regañaba siempre a la gente,
Buscando le dieran buen trato.
El día que ella murió,
Andaba de muy buena suerte,
Por eso nunca advirtió
Que ya se acercaba la muerte.
En el infierno se ha hablado
que es un angel sin alas,
Y quien esta a su lado,
Es su hija, stephanie salas.